Me encontré con Gerardo ayer domingo en Puebla, y no lo veo tan mal como suena. Pero sí está mal: enfermo (aunque con seguro social), subempleado (con un salario bajísimo, en un periódico insignificante), sin crédito ni cómplices para intentar un proyecto propio. Nos necesita.
Durante años de enfermedad y convalecencia terminó de perder los contactos con la generación. Pero pensó en buscar ahora en los registros de la escuela, yo creo que Mari Salazar (¿la recuerdan?) todavía podría ayudarnos.
Se confiesa bastante torpe para usar herramientas como ésta, pero prometió intentarlo para mantener la comunicación. Yo espero que los demás, apenas tres, vuelvan a entrar pronto para mantener activo este pequeño grupo, espero que alguien más aparezca en algún directorio ignorado, que el azar o la memoria nos traiga la presencia de otro viejo compañero. ¿Y las compañeras?
lunes, 12 de octubre de 2009
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